Porque después de trabajar casi 10 años en Endesa, desde el inicio de la liberalización del sector eléctrico, nos dimos cuenta que la inmensa mayoría de las empresas ni entendían las facturas eléctricas, y no tenían ningún tipo de control sobre los costes de la energía.
Tras trabajar en una de las mayores multinacionales energéticas, aprendimos que las compañías solo piensan en su cuenta de resultados y no en los clientes. Les interesa más “exprimirlos” que darles soluciones para ajustar sus necesidades (potencia) o en ajustar los precios cuando el mercado eléctrico baja (como el caso de marzo de 2010 o abril de 2013)
Teníamos por tanto las 2 variables muy favorables para desarrollar un negocio: por un lado los clientes esperando apoyo y por otro, el conocimiento y experiencia de cómo lo hacían las empresas eléctricas.